Roger Federer fue un vendaval de 68 minutos que Rafael Nadal no pudo capear. Cuando el español esbozó su reacción, ya era tarde: el suizo celebraba con los brazos en alto bajo una estruendosa ovación su implacable triunfo por 6-2 y 6-3 por los octavos de final de Indian Wells. Con 35 años, un Federer celestial había brindado una nueva cátedra de tenis.