“Como todo emprendimiento, el nuestro nace con el concepto de ser empleador y no empleado”. “No te dejes amedrentar ante la adversidad. Aunque algo parezca difícil, una vez que te pongas en marcha te preguntarás cómo es posible que no lo hayas hecho antes”. “Luchen por lo que quieren y tengan fe. Hagan algo que les guste, porque lo harán el resto de su vida”.
Estas tres definiciones pertenecen a otros tantos emprendedores paraguayos que decidieron tirar por la borda su condición de empleados, iniciar su propio negocio y arriesgarlo todo en un sueño convertido en proyecto. Hoy, las mipymes son protagonistas de primer nivel no solo en el Paraguay sino en todo el mundo. Su importancia es tal que en muchos países se llevan adelante programas de impulso a los micro, pequeños y medianos emprendimientos, según sea el grado de afectación que les produzcan los vaivenes de la economía. Tomemos dos ejemplos extremos pero que, salvando las proporciones, tienen un extraordinario parecido. Singapur, el diminuto país asiático con algo más de seis millones de habitantes, tiene una vigorosa economía en la cual las mipymes integran el 99% de las empresas, explican el 62% del empleo y participa en un 40% del producto interno bruto (PIB). Del fomento de las mipymes se encarga el Estado a través de un consejo de desarrollo, todas las federaciones de gremios empresariales y las instituciones de enseñanza técnica y superior. Del otro lado del mundo está Perú, en donde las mipymes integran casi el 98% de las empresas, emplean el 75% de la Población Económicamente Activa (PEA) y participan en algo más del 45% del PIB. Sin embargo, su situación es muy diferente a la de Singapur. Un catedrático de la benemérita Universidad de San Marcos de Lima estima que “pese a que las pymes constituyen un sector empresarial inmensamente mayoritario en el Perú y con capacidades demostradas para generar empleo y generar riqueza, uno de los principales problemas es la inexistencia de una estrategia nacional sostenida que permita desarrollarlas”. En esta cita textual podríamos reemplazar la palabra Perú por la de Paraguay sin traicionar una letra su significado. Porque aquí estamos llenos de títulos rimbombantes, direcciones, programas, talleres y seminarios de toda clase. Pero a la hora de la verdad, cuando un emprendedor busca un capital inicial tiene que tramitarlo en la banca privada, con requerimientos comerciales de los más duros y sin que la pomposamente llamada “banca de desarrollo” (el BNF) venga en su auxilio, porque por el momento está más concentrada en el mundo de las tarjetas y de los préstamos comerciales, como un banco privado más.
Y en tren de repasar los aún desconocidos planes de gobierno de los precandidatos en carrera, habría que agregar las mipymes como un ítem fundamental. Gran parte del empleo joven a ser demandado en los próximos cinco años dependerá de ellas.