En los años 70 del siglo pasado, sacudió las taquillas cinematográficas una película de acción titulada “Kelly’s héroes”, exhibida aquí bajo el castizo título de “El botín de los valientes”. La trama era muy sencilla. Capitaneada por el ubicuo Clint Eastwood, una banda de militares insurrectos saqueó un banco francés en donde los nazis guardaban toneladas de oro en barras. La guerra les había otorgado patente de corsarios y provisto de autoridad moral para hacerse con aquella montaña de oro sin cargo alguno de conciencia. Ya se sabe: en la guerra y en el amor, todo vale. Abriéndose paso a sangre y fuego, la pandilla logró escabullirse con el producto de su pillaje.