El mapa político emergente de las elecciones internas del domingo pasado irá obligando a una serie de reacomodos propios de una nueva composición de fuerzas camino a las generales de abril próximo.
La drástica ruptura de modelo en el partido de gobierno ha hecho trizas los restos que puedan haber quedado de la alianza operativa que el cartismo en el poder había sellado con el llanismo liberal y el luguismo frentista en su fracasado intento de reinstalar la reelección presidencial. De aquellas jornadas quedan escombros aún humeantes, en especial el atropello a la sede del PLRA, el asesinato de un dirigente liberal y el incendio desatado en la sede del Congreso Nacional, pesada factura con la que Horacio Cartes terminará su mandato para refugiarse en su banca del Senado.
En medio del tráfago del día de elecciones, se produjo un hecho no menos grave y de consecuencias que pueden ser potencialmente serias. La jornada electoral fue pródiga en videos y fotografías tomadas en todos los escenarios posibles. Una de ellas documenta la actividad del Presidente del Banco Central del Paraguay, doctor Carlos Fernández Valdovinos, quien vistiendo una rutilante remera colorada seguía de cerca, y como parte del núcleo principal del candidato Santiago Peña, el tramo más caliente de conteo de votos en el PC de Honor Colorado. Fernández Valdovinos cometió una flagrante violación de todos los principios que deben garantizar la independencia del BCP. El artículo 12 de la ley de bancos y otras entidades financieras establece que el Presidente no podrá desarrollar actividades de índole político partidaria ni ocupar cargos directivos en entidades gremiales o políticas mientras se halle en el ejercicio de su cargo. Fernández Valdovinos se burló groseramente de esa disposición demostrando de paso con claridad meridiana el alineamiento militar exigido por Horacio Cartes para quien las disposiciones constitucionales y las leyes reglamentarias le tienen sin cuidado a la hora de sacar las papas del fuego. Fernández Valdovinos se tiene que ir del BCP. Su actitud primaria es incongruente con la imagen que intenta proyectar en su web oficial, en la que se presenta como “el mejor banquero central” citando a la publicación Global Finance. La imagen sectaria mostrada el domingo pasado tiene poco que ver con el perfil profesional que debe mostrar en todo momento desde semejante función administrativa.
Así como el Senado prestó el acuerdo constitucional para el nombramiento de Fernández Valdovinos, hoy debiera iniciar los trámites para su destitución por las causales ya descritas. El Paraguay está sometido a un monitoreo muy severo por las calificadoras de riesgo que ponen en la balanza, como elemento de juicio, el componente político-institucional vigente en cada país al formular sus calificaciones. Y con apenas un escalón para alcanzar el grado de inversión, la chapuza perpetrada por el presidente del BCP no nos ayuda para nada.