Dos titulares de nuestra edición del lunes 26 dan una clave para explicar por qué la economía paraguaya, pese a mostrar sólidas cifras macro, no puede dar un salto cualitativo y, también, cuantitativo. El primero de ellos hablaba de un “enfriamiento del consumo”, en parte achacado a la salida de circulación de unas 270.000 tarjetas de crédito, todas pertenecientes al sector de menor poder de compra pero que en las cuentas generales provocaron una caída sensible de operaciones. El segundo titular daba la siguiente clave al denunciar que el Paraguay exhibe uno de los más bajos índices de productividad de América del Sur, un tercio en números redondos frente a país como Argentina, Brasil y Chile, según demuestra un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo. La ecuación es de manual y directamente proporcional en todos sus elementos: a menor productividad, menor ingreso y menor capacidad de consumo.