Varios bancos centrales, desde Fráncfort hasta Ottawa, parecen haber bajado un cambio en el camino para salir de la política monetaria flexible ante las señales de que algunas economías importantes se están desacelerando.
El Banco Central Europeo evitó discutir sus próximas medidas para poner fin a la compra de bonos y el Riksbank de Suecia pospuso un plan para subir las tasas de interés por primera vez en siete años. Algunos días antes, el presidente del Banco de Canadá había dicho que hace falta trabajar más para sanar las heridas de la crisis. Este viernes, el Banco de Japón dejó intacto su programa de estímulo monetario como se anticipaba, pero también eliminó referencias anteriores a alcanzar su inflación de 2 por ciento alrededor del año fiscal de 2019, lo cual subraya cuánto tiempo más hará falta para llegar a esa meta.