El mayor temor -y quizás el mayor sueño- de Macri, son una realidad: los dos equipos de fútbol más grandes del país se enfrentarán por el trono sudamericano apenas unos días antes de que 20 jefes de Estado se presenten en Buenos Aires para celebrar una reunión anual. Entre manifestantes enojados y fanáticos alborotados, las fuerzas de seguridad tendrán las manos llenas a fin de mes, a menos que se reprogramen los partidos. Macri ya había expresado su preocupación por la posible final, que se concretó luego de que River Plate y Boca Juniors eliminaran a los brasileños Gremio y Palmeiras, respectivamente. El político de 59 años fue presidente de Boca entre 1995 y 2007 y con frecuencia se burla de River Plate, pero el dolor de cabeza que se aproxima supera la lealtad al equipo de sus amores.