Sumergidos en la vorágine urbana, influenciados por demandas familiares, sociales y laborales, algunos funcionarios pueden llegar a sufrir fatiga, irritabilidad o dificultad para concentrarse durante su jornada laboral. Constantemente, los trabajadores buscan espacios de ocio para tomar un breve descanso que los ayude a volver a sus escritorios con más ánimo.