Lo venimos diciendo desde hace tiempo. Este gobierno no tiene mucho margen de maniobra en lo relativo a la lucha contra el lavado de activos procedentes de actividades criminales. Los países organizados, con economías estables y en donde las instituciones funcionan, miran con mucha atención a aquellos que, como el nuestro, firman compromisos internacionales de combate al delito de lavado y luego se duermen en la inacción.