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Los nostálgicos aún quieren ver un régimen de mano dura

 
 
 
Para el sociólogo Camilo Soares el hito de referencia del régimen que vivió el pueblo paraguayo es la caída de la dictadura, más que los 30 años de democracia.
“Cuando cae un régimen determinado existe un periodo de transición, se da en todas las sociedades, este periodo puede ser largo o corto, dependiendo cuales son los objetivos de la fuerza que convergen en esa transición”, destacó Soares.
Continuó, diciendo que la transición paraguaya se utilizó como un lapso que por muchos años dio pie a que se instale la frase: estamos en un proceso de transición, y nunca termino ese llamado proceso de transición o no se conseguía ubicarlo en un hito, para determinar cuál era el fin del proceso de transición.
“Una sociedad que puede servirnos como referente es España, cuando cae la dictadura de Franco -pero cae por la muerte del dictador- se da un proceso de transición que los españoles concluyen con la promulgación de su nueva constitución, donde dicen: en este periodo estamos saliendo de un régimen dictatorial y estamos entrando en la democracia y se daban una serie de contradicciones donde se podía visualizar que aún existían vestigios del régimen de Franco, pero ya se empezaba a deslumbrar algunas garantías de una sociedad democrática”, acotó el sociólogo.
VESTIGIOS DEL
RÉGIMEN
En lo que refiere a Paraguay, ve que no solamente el pueblo sigue conviviendo con vestigios, sino que con estructuras muy portentosas y con referentes, “personas físicas de carne y hueso de lo que fue la dictadura de Alfredo Stroessner al punto que el actual presidente de la República es el hijo del ex secretario privado del dictador”, sentenció Soares.
Para él la transición paraguaya fue una transición inacabada, donde no hubo objetivos claros de salir a decir: estos son los objetivos que tenemos que cumplir para poder decir hicimos una transición, dejamos de lado el régimen dictatorial y entramos a una fase democrática.
“Pero por un lado tenemos una diferencia con otras transiciones, el golpe de Estado que derrocó la dictadura de Alfredo Stroessner, fue un golpe donde estuvieron involucrados casi exclusivamente las elites que ya formaban parte de la dictadura pero que en los últimos años habían sido desplazados de los negocios del régimen y deciden dar un golpe. Recuerdo que en la proclama del General Andrés Rodríguez no se plantea una transformación social, económica, cultural, sino que simplemente un cambio de mando”.
Si tendríamos que plantear una síntesis de 1989 al 2019, Soares lo resumen en un golpe de Estado hecho por un sector de la elite del antiguo régimen que quedó desplazado por los negocios.
“Toma el nuevo mando y construyen una arquitectura jurídica e institucional, que es la que cimenta la sociedad paraguaya. Una sociedad que sigue estando capturada por pequeñas elites, donde el crecimiento económico no puede ser traducido en bienestar social. Tenemos un crecimiento podríamos decir hipertrófico, ciertas zonas crecen mucho pero en otras quedan absolutamente raquíticas”.
Sobre el descontento de la ciudadanía con la democracia señaló que cada año aparecen estudios de opinión que muestran el descreimiento hacia el sistema democrático preocupantemente va en aumento. No solamente en Paraguay sino en toda América Latina.
“En el país tenemos un crecimiento acelerado al punto que se tolera algunas inconductas institucionales en pleno 2019, que 10 años atrás eran absolutamente imposible de comprender y tolerar”.
Añadió que los problemas de la supervivencia cotidiana, del día a día apabullan la conciencia del ciudadano y hacen que aquellas garantías democráticas sean absolutamente secundarias.
“Es como ver crecer una sociedad, crece económicamente la sociedad paraguaya pero la absoluta mayoría dice: ese crecimiento no solamente no me llega, sino que me excluye, porque a mayor crecimiento económico de unas pequeñas élites, mayor exclusión de la gran mayoría”.
Concluyó diciendo que debido a que solo unos pocos son beneficiados la gente tiene el pensamiento que la única solución es poner mano dura.
“Penosamente estamos caminando hacía ahí. Hay que reconocerlo que a 30 años de la dictadura probablemente los nostálgicos de Stroessner
no sean muchos, pero aquellos que quisieran ver un régimen de mano dura, van creciendo día a día”, sentenció.

 




 

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