Las pólizas de seguros son contratos generalmente de indemnización. Esto significa que el objeto de casi todos los contratos de seguros es procurar que el asegurado, después de una perdida, quede en la misma situación económica que ocupaba inmediatamente antes de producirse el evento asegurado, hasta donde sea posible. Se puede decir que, va contra la masa de asegurados, permitir que el asegurado obtuviese un beneficio al producirse el siniestro o el daño por lo que es de interés público y por ello es una actividad regulada por el estado a través de la Superintendencia de Seguros.