La semana pasada, el economista Nouriel Roubini probó sus argumentos contra las criptomonedas en la conferencia de Milken y encendió
un altercado verbal en el escenario.
Dirigiéndose a un salón lleno de creyentes de la cadena de bloques en Williamsburg, y sentado frente a Joseph Lubin, cocreador de la segunda criptomoneda, ethereum, Roubini intentó comenzar diciendo algo para romper el hielo. “Es maravilloso estar aquí hoy, donde todos, al igual que yo, somos escépticos en cuanto a las criptomonedas”, dijo el profesor de la Escuela de Negocios Stern, de la Universidad de Nueva York, frase que provocó una o dos risas nerviosas, pero principalmente silencio. “Solo bromeaba”.
CALIFICACIÓN
Si bien Roubini más adelante calificó a las criptomonedas de “tonterías”, el debate en Brooklyn fue en su mayoría civilizado. Lubin y los creyentes de las criptomonedas piensan que el mundo financiero se alejará del control centralizado, donde monedas digitales respaldadas por controles de cadenas de bloques permitirán transacciones y colaboración.