El símil del juego de naipes es útil para considerar lo que vendrá después del fallido intento del miércoles pasado, cuando el Senado sesionó con un único punto en el orden del día: la renuncia del Presidente de la República. Una carta de más, un naipe que cae invertido o, peor aún, una maniobra del jugador profesional que expone la trampa obliga a recoger todas las cartas, mezclarlas concienzudamente para devolverles confiabilidad y servir una nueva mano, esta vez, sin sospechas de que el juego esté arreglado o alterado de alguna forma.