Límites de un modelo en tensión
Todos los entes de servicios públicos están en problemas, con sus capacidades de prestación limitadas y sumidos en desarreglos presupuestarios".
Dentro del denominado eje corporativo de Asunción, hay tres tipos de velocidades: el sector inversionista privado que se mueve en jet, la gestión gubernamental que lo hace en moto y la municipal que anda en carreta.
Ante semejantes disparidades es natural que los desfasajes sean considerables. Las torres de oficinas y de departamentos, así como los complejos comerciales y de entretenimiento no dejan de aparecer cada día con nuevas propuestas, planteando demandas que ni el Estado central ni el municipal están en condiciones de satisfacer a tiempo.
No hay un solo ente de servicios públicos que no esté en problemas, con sus capacidades de prestación limitadas y muchos sumidos en desarreglos presupuestarios y financieros que les impiden cumplir con su misión.
Los nuevos desarrollos inmobiliarios, con torres de hasta 25 y 30 pisos meten fuerte presión a la demanda de energía eléctrica, agua potable, drenaje de aguas negras y pluviales y una conexión fluida con la red vial urbana.
Todas las prestadoras estatales reaccionan a marcha lenta y cuando la papelería entra a la Municipalidad de Asunción o los municipios colindantes, la burocracia puede hacer perder la paciencia y el equilibrio hasta al más entusiasta inversionista. Y ya se sabe que en el estado nacional, municipal y departamental abundan los especialistas en fabricar problemas para vender soluciones.
Por el momento, el entusiasmo inversionista no parece perder impulso.
Nuevos emprendimientos surgen tanto en Asunción y conurbano como en las principales ciudades del interior. Pero resulta evidente que la tensión entre inversiones cada vez más grandes, complejas y demandantes, y un Estado insuficiente en todos sus niveles, puede alcanzar un límite que plantee el colapso o la paralización.
Ojalá no sea así.