“Pensé qué podía hacer con el capital que tenía, una amiga me recordó que años atrás le había preparado unas donas y me dijo que me anime, fue el empujón que necesitaba”, resaltó la emprendedora.
Yessica conversó con su pareja Víctor Argüello y para la siguiente semana ambos ya estaban trabajando en la producción de las pequeñas roscas fritas de puro sabor, actualmente ellos dos se dedican de lleno en este negocio.