En el año 2019 el país reportó una caída en su pro[1]ducto interno bruto (PIB) luego de una racha de casi diez años de crecimiento sostenido. El duro impacto climático (primero una sequía y después heladas) afectó tremendamente al campo y tuvo efectos negativos sobre varios otros sectores de la economía. Los pronósticos a inicios del 2020 hablaban de una recuperación con una expansión del producto de entre 4% y hasta 5%, pero en marzo de ese mismo año, el virus del Covid-19 se convirtió en una pandemia de escala global y todo se vino al suelo.
La cartera del crédito renovado, refinanciado o reestructurado (RRR) en ese momento se ubicaba en unos G. 14,4 billones (US$ 2.103 millones aproximadamente) y al cierre de mes de mayo de este año ha mostrado un crecimiento de 8%, que en términos más simples significan unos US$ 168 millones más que el sistema bancario ha tenido que reestructurar porque las empresas no están pudiendo pagar a tiempo sus compromisos financieros.