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Por Cristian Nielsen
Un entendido en finanzas me decía que una “corrida bancaria” no se produce apenas por un rumor o un titular escandaloso en la prensa sino a partir de filtraciones internas de la entidad en problemas. “Es como una lata de gusanos. Sólo se abre desde adentro” me aseguraba con su metáfora extrema. A veces, es así.
A mediados de los ’90, la gente andaba de la ceca a la meca tratando de salvar lo salvable en medio del incendio de financieras. Aún se recuerda el tétrico destino de fondos de la petrolera estatal (unos US$ 14 millones de entonces) desaparecidos en la quiebra de entidades intervenidas, pese a que la CGR produjera a su tiempo un robusto informe de auditoría… que nunca salió a la luz.