Se dedicaba a la producción de la miel de abeja. Su predio era relativamente pequeño: no sobrepasaba de 1 hectárea. Dentro de las limitaciones propias, era una persona próspera y muy querida por sus vecinos.
Unos periodistas investigadores se llegaron a enterar de la desacostumbrada popularidad de Don Ruperto, razón por la cual, decidieron entrevistarlo a él y a sus vecinos a fin de comprender las razones de ese aprecio.