Cuando hablo o escribo sobre motivación recuerdo el momento en que me comunicaron el fallecimiento de un amigo. Se trataba de una de las tres personas más brillantes que he conocido. Aparte de poseer un gran atractivo personal, su mirada inteligente y su capacidad para captar las cosas eran excepcionales. Como todo ser humano, tenía limitaciones entre las que destacaba una llamativa dificultad para motivarse. Requería ser motivado desde fuera, a base de cosas cada vez más importantes, pero que nunca lograban poner en marcha ese generador de energía que es la propia voluntad y los hábitos operativos. Por desgracia, abundan los casos semejantes al de mi amigo.
Columnas
Una vez más cómo motivar a las personas
Los centros educativos se esfuerzan por motivar a sus alumnos para que éstos tengan actitudes positivas respecto a la formación y a la educación, que en dichos centros se imparten.