Las esperanzas recayeron en el regreso de Joan Laporta a dicho cargo, pero apenas en agosto, previo al inicio de la temporada 2021-22, se acabaron las aspiraciones de fichajes ‘bomba’ y otras inversiones económicas, al revelarse la deuda de 1.350 millones de euros que dejó su antecesor.
“Si el Barca fuese una Sociedad Anónima, estaría en situación de disolución”, destaca el director general del club, Ferran Reverter, quien estima que con el plan actual de viabilidad estratégica se necesitarán al menos cinco años para “balancear los números deficitarios”.