En cuanto a afluencia, se trató de la carrera con mayor cantidad de público tras superar a los 351.000 del Gran Premio de Silverstone (Gran Bretaña) de 2018. Es una prueba contundente para los organizadores de que Estados Unidos se ha convertido en el mercado con crecimiento más acelerado de la Fórmula 1, con 36 millones de aficionados, un alcance televisivo de 28 millones y dos millones respecto a seguidores en redes sociales, según reveló Chloe Targett-Adams, directora global de promoción de carreras de F1, previo al circuito estadounidense del fin de semana.
“Creo que es el evento deportivo más grande de Estados Unidos en mucho tiempo y también el evento deportivo más grande del mundo en este año, dado que los Juegos Olímpicos no pudieron tener multitudes, desafortunadamente”, señaló Bobby Epstein, presidente de la pista de Austin.
TRANSFORMACIÓN
La fiesta texana, que concluyó con Max Verstappen, Lewis Hamilton y Sergio Pérez en el podio, acompañados de la imagen de Shaq O’Neal, estuvo diseñada por los organizadores para aprovechar otros mercados deportivos estadounidenses y atraer a los aficionados al automovilismo. El multicampeón de los Lakers, por ejemplo, estuvo allí en alusión al 75 aniversario de la NBA.