El último reporte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) revela que en el 2021 el promedio de flujo neto de IED en Sudamérica fue por un valor de US$ 9.902 millones, donde claramente, el volumen que genera Brasil con unos US$ 46.411 millones mueve toda la aguja de la región. En el caso de Paraguay, el flujo bruto de entrada de inversión rondó el año pasado los US$ 2.072 millones, pero de este monto, el dinero que quedó en el país como reinversión o capitalización fue de solo unos US$ 122 millones.
Paraguay en números macroeconómicos es un país atractivo por su baja tasa de impuestos y estabilidad en factores claves como el tipo de cambio y la inflación. Pero el mercado es muy pequeño y poco desarrollado, con mano de obra poco calificada y, hay que decirlo, altos niveles de corrupción que ahuyentan al capital del exterior.
Los principales problemas que los inversores notan al explorar el país están relacionados a la enorme burocracia a la hora de crear una sociedad, abrir una cuenta bancaria, tener las aprobaciones de regímenes especiales impositivos, habilitaciones municipales y medioambientales, además de los registros públicos.