Su plan maestro y su coeficiente de endeudamiento para la ejecución de obras vitales para modernizar el sistema abren un inmenso interrogante respecto a la ejecución de tamaño objetivo. No dudamos que el ente cuenta con un núcleo técnico-profesional de alta capacidad para cumplir dicha misión. Pero el ariete político dentro del ente es un núcleo tóxico que corroe severamente la estructura básica de esta nave insignia de los servicios públicos. Es en ese espeso ambiente en el que se mueve el enorme pasivo que el propio Estado acumula contra sí mismo, atentando severamente contra los estados contables del ente. Esto se agrava cuando tres empresas públicas en ruinas, la cementera, la aguatera y la telefónica, acumulan gran parte de una deuda impagable. Un capítulo clave a resolver.