La crónica dice que ni bien las grandes farmacéuticas iniciaron su carrera para desarrollar vacunas anti COVID 19, el Mossad -servicio de inteligencia israelí- aconsejó al Gobierno reservar, al precio que fuere, las dosis necesarias para asegurar la inmunización de sus 9 millones de habitantes. Esto ocurría en mayo pasado. Poco después, Israel tenía cerrados acuerdos exprés por diez millones de dosis de Pfizer-BioTech, seis millones de Moderna y una cantidad similar de AstraZeneca. Hoy, el 58% de la población está vacunado, parte ya con la segunda dosis. Resultado: los contagios cayeron un 56%, las internaciones un 42% y disminuido un 35% los decesos. Así se trabaja en un Estado administrado con prudencia y sabiduría.
Editorial
COVID: Copiando el mamarracho argentino
El Gobierno no sólo ha sido operativamente inútil sino además inepto para prever escenarios críticos. En pandemia, dependemos de dádivas.