Tal vez el señor ministro del Interior -o quien le suceda si es que renuncia- no tenga verdadera dimensión de la enormidad de las pérdidas materiales que genera una pobre gestión de la seguridad interior de la República. Ya hemos visto, en la edición de ayer de El Independiente, la siniestra cifra de niños desaparecidos en un corto lapso, la abrumadora mayoría de los cuales permanece en esa condición y no pocos de los que reaparecieron estaban muertos.
Editorial
La inseguridad en números económicos
Un motochorro acá, un asalto a un camión de caudales más allá son hechos graves. Pero no hay que perder la visión de conjunto.