Podemos preguntarnos: ¿Cómo es posible que un camino sea puesto en servicio sin que se hayan estudiado previamente, y conciliado, los efectos del mismo sobre el entorno ambiental? Como se ve, es posible. Se ha comprobado este juego del gallito ciego en obras mucho más gravitantes, como el abortado Metrobus, cuyos efectos sobre su “franja de dominio” sólo se conocieron cuando ya estaban construidos los primeros, y únicos, dos o tres kilómetros de trazado.
Editorial
Tiempo público vs. tiempo privado
El hecho de que el Ministerio de Obras Públicas habilite una ruta asfaltada sin que se haya realizado primero el estudio de impacto ambiental evidencia varias cosas, entre ellas, la descoordinación de las distintas ramas del Gobierno destinadas a ejecutar en forma conjunta determinadas obras.