La terminal de ómnibus de Asunción es obsoleta, ineficiente e insuficiente para la demanda de servicio que plantea el tráfico de vehículos, pasajeros y carga que actualmente entra y sale a y desde la ciudad capital.
El emplazamiento de la nueva terminal debe buscarse en un sitio que cumpla con todos los requisitos de hiper conectividad vial. Las frecuencias de larga distancia y de trayectos intermedios deben contar con fluidez en sus llegadas y salidas que permita ajustar horarios acortando las esperas y despachando las unidades con la necesaria agilidad que garantice mayor cantidad de frecuencias, mejor movimiento de pasajeros y carga y, finalmente, ofrecer espacio apropiado a los servicios perimetrales como despacho de cargas, salones especiales para pasajeros que permitan a las empresas operadoras tratar apropiadamente a su clientela. Luego están los servicios complementarios, en especial los restaurantes, oficinas de cambio de moneda, baños apropiados, técnicamente equipados, higiénicos y que traten con respeto a la población rotatoria que pasa diariamente por una terminal de pasajeros. Finalmente, deberá tener un acondicionamiento eficiente de los comercios a ser concesionados. No hay que olvidar, además, el imprescindible puesto de atención médica de urgencia y comodidades en las cuales ubicar una dotación de policía regular.
Esto es lo mínimo que se espera de una terminal de ómnibus de larga distancia de la que habrá de servirse el anillo urbano que rodea la capital. Lo que hoy recibe al viajero es un microclima de mercado sucio, caótico y peligroso, lejos, muy lejos de lo que debe ser la puerta de entrada a la ciudad para nacionales y extranjeros.