Desde el inicio, Karin contó con el apoyo incondicional de su familia quienes le brindaron un espacio equipado en donde desarrollar su negocio y elaborar sus postres. Con su hermana Nathalie de mentora tomó decisiones claves para evitar riesgos innecesarios. El resto fue constancia, disciplina, responsabilidad y arduo trabajo para lograr los objetivos propuestos y estar hoy en el lugar que ocupa Kir para el consumidor final.
Emprendedores
Dulce tradición familiar impulsó un negocio que hoy llega a 9 puntos del país
“Kir: Dulce desde el alma” es el nombre que Karin González escogió para su negocio que nació a partir de una tradición familiar abocada a la pastelería.