El servicio de hospedaje al estilo de la vieja escuela está vivito y coleando: las exquisiteces a la hora del té se sirven en bandejas de cobre, el botones viste esmoquin para llevar el equipaje a las suites doradas y los cocineros usan gorros altísimos. Pero en la era de Amazon Prime, cuando todos queremos todo al instante, ¿cómo se combina el servicio aristocrático con la satisfacción de los deseos a la velocidad de la luz?