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Oportuno campanazo

 
 
 

Como en las competencias boxísticas, los resultados de las elecciones internas del Partido Colorado equivalen al sonido de la campana que salva al boxeador contra las cuerdas de una derrota segura y le otorgan otro round con posibilidades de recuperar lo perdido. El luchador en apuros, huelga decirlo, es la República.
No queremos decir con esto que el triunfo del candidato disidente colorado nos trae una segura salvación. Creemos que se trata más bien de la posibilidad de borrar todo e intentar un nuevo estilo de juego más cercano al fair play futbolístico, con reglas claras y arbitraje imparcial.
La primera conclusión que nos trae el triunfo de la fórmula disidente es que el modelo cartista ha sido brutalmente frenado en su avance, lo cual no es poco. Enfrentarse a una fuerza de tareas como la del Presidente de la República, que combina el poder movilizador del Estado, más la maquinaria oficial del Partido y los propios recursos personales del Presidente no es poco. No decimos que el proyecto Mario Abdo haya estado inerme o financieramente inane frente al monstruo oficialista. Es evidente que detrás del hoy candidato de la ANR se alinean figuras e intereses de considerable gravitación. Pero mientras el cartismo ha hecho uso hasta ahora de un modelo comprobable de subordinación de la política a intereses cerradamente sectoriales y personales, el abdismo emergente es, por el momento, una incógnita llena de misterios.
Misterio, agregamos, que va a quedar develado de inmediato si el candidato gana la Presidencia de la República en abril próximo. Sólo a partir de allí sabremos si sus proclamas de no responder a viejos esquemas de vasallaje político y económico se hacen realidad.
Lo decíamos el viernes y lo repetimos ahora: de los 28 años de transición democrática, 23 han gobernado los colorados y cinco la híbrida aventura aliancista lugo-liberal del 2008 al 2013. Ninguno de los seis presidentes que gobernaron en nombre del Partido Colorado ni los del periodo libero-obispal han sido capaces de quebrar la práctica de emplear los bienes públicos para beneficio sectario y para perpetuarse en el poder.
Todos esos gobiernos, sin excepción alguna y desde el inicio mismo de la era democrática, llegaron al Palacio de López con el verbo de la transparencia, la institucionalidad, el respeto al juego limpio, la supremacía de la Constitución y el compromiso con una democracia verdaderamente representativa y respetuosa de los mandatos populares. Y todos, de alguna manera y en diferentes circunstancias, violaron sus juramentos e hicieron mofa tanto de la letra como del espíritu de la Constitución acuñada en 1992 con una amplia base de representación ciudadana.
En resumen: el cartismo, hoy derrotado, nos ha demostrado lo que es capaz de hacer para buscar una perpetuación en el poder. La disidencia, que hoy emerge ganadora, deberá demostrarnos que su declamado compromiso con la democracia representativa y con la defensa de la Constitución es algo más que un slogan de campaña, que seguramente va a utilizar con vistas a las elecciones generales de abril próximo.
Si gana la presidencia de la República, tal compromiso de hierro tendrá que hacerlo evidente desde el primer día en que se instale en el Palacio de Lopez, sede oficial del Gobierno paraguayo y desde donde deberá dictar cátedra de democracia, republicanismo y ajuste estricto a las normas de convivencia civilizada.
Queremos refrescarle la memoria al ganador de la interna colorada en el sentido de que, en la hipótesis de ganar las presidenciales de abril de 2018, haría bien en tener presentes los principios y valores sobre los que se fundó el partido que hoy representa: 1) La consagración del sistema republicano de gobierno. 2) La construcción de un estado de derecho. 3) La solidaridad como elemento de vinculación con la sociedad. 4) La honestidad y la idoneidad del hombre servidor del estado. 5) El rechazo de los planes corruptivos. 6) La reforma gradual del sistema político-económico.
Esto es lo que pensaron sus predecesores hace 130 años. Así que Mario Abdo Benítez acaba de colgarse a las espaldas una mochila muy pesada, si es que de honrar a los fundadores de su partido se trata.
Todo otro derrotero será, una vez más, otra oportunidad perdida y todo lo dicho quedará en simple pirotecnia de campaña.




 

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