Hace más de 2.000 años, en la noche de Samhain, los celtas apagaban las luces y esperaban que la muerte no tocara a sus puertas. Así esperaban el final del verano y de las cosechas, y el comienzo de un año nuevo.
Hace más de 2.000 años, en la noche de Samhain, los celtas apagaban las luces y esperaban que la muerte no tocara a sus puertas. Así esperaban el final del verano y de las cosechas, y el comienzo de un año nuevo.