Así como en algún momento tener internet o una página o aprender a vender por redes sociales fue una ventaja competitiva para muchas empresas y que duró hasta que las demás organizaciones lograron los mismos niveles competitivos, hoy, el uso de los datos se convierte en un elemento clave de la competitividad y el crecimiento de las empresas.
El mundo se ha puesto tan complejo, incierto y ambiguo que los datos y, sobre todo, su evolución en el tiempo permite comprender fenómenos como el comportamiento de los clientes, cómo compran o gastan las empresas, los canales por donde se ofrecen los productos, la manera en la que los clientes definen el momento de su compra y, luego, cómo reciben el servicio o el producto, el almacenamiento de los inventarios y tantos otros aspectos que hacen a la vida y al desempeño de las empresas y que, ahora, pueden ser medidos, gestionados y mejorados gracias a los datos.