El origen del dinero se remonta al siglo V y VIII con la utilización de las primeras monedas. Inicialmente, se consideró de valor el té, la sal, el ganado, el cacao, y productos que servían para formalizar el intercambio comercial. Con el tiempo, era necesario un artículo de valor estable con relación al producto intercambiado.
El uso de la moneda se generalizó rápidamente llegando a ser imprescindible para todas las actividades comerciales.