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El diálogo sangriento

 
 
 

Víctor Raúl Benítez González
Profesor de la Fundación Getulio Vargas
TODOS PARTICIPARON
La mayoría de los invitados se dispuso a participar y cumplieron con su palabra – excepto el PLRA, que desde luego, no podía estar presente, habiendo sido asesinado su dirigente juvenil Rodrigo Quintana, en un asalto policial sin orden judicial, realizado a su local partidario.
Aun así, las propuestas y posturas liberales estaban presentes en la mesa de diálogo, por intermedio del presidente del Congreso, el senador liberal Roberto Acevedo y del senador de Avanza País Adolfo Ferreiro, ya que las posturas a llevar ante la mesa de diálogo presidencial se habían discutido previamente en una mesa de crisis de la oposición, con la participación del mismo Ferreiro, acompañado del presidente, legisladores y dirigentes del PLRA. Es decir, todos acudieron al llamado presidencial, incluso quienes estaban de luto.
RIESGOS ASUMIDOS QUE
LLEVARON AL FRACASO
Para obtener resultados positivos y ante la gravedad de la situación, la participación en las reuniones del diálogo propuesto, debía considerar un marco que no podía prescindir de los siguientes elementos:
•Imperio de la ley: debería haber una disposición sincera hacia la resolución del problema, cuya causa/raíz era (y todavía es) el intento de imponer la reelección presidencial por enmienda, fuera del marco constitucional de la República. Al mismo tiempo, urgía la restitución del funcionamiento del Congreso dentro de las normas legales vigentes, incluso para dar continuidad a los procesos burocráticos y de rutina del Estado paraguayo, los cuales estaban y aún están paralizados.
• Tregua para el diálogo: no podía haber conversaciones políticas fructíferas, si al día siguiente de ser anunciado el llamado al diálogo, en reunión con líderes políticos oficialistas, en la misma casa presidencial ‘‘Mburuvicha Róga’’, se estaba alentando falsas acusaciones a presidentes de partidos democráticos de la oposición (con los cuales se pretende dialogar) y a comunicadores sociales, de modo irresponsable, de ser los culpables directos de los hechos de violencia perpetrados en contra de la ciudadanía, el día viernes 31 de marzo del corriente año. Todo diálogo debe realizarse en un escenario que exponga evidencias claras de mutuo respeto. Incluso en la guerra, cuando hay diálogo, la tregua supone que la fuerza invasora, por ejemplo, se detiene.
• Investigación de crímenes: el diálogo debe estar siendo acompañado por un proceso meticuloso de investigación de: quién dio la orden para la invasión nocturna sin orden judicial del local del PLRA y del uso de armas de fuego por parte de las fuerzas policiales que causaron la muerte del joven Rodrigo Quintana y de los demás hechos de violencia con gran cantidad de heridos; detenciones ilegales; torturas y asaltos a los ciudadanos detenidos por parte de las fuerzas del orden; entre otros ilícitos.
• Amplitud de actores: las jornadas propuestas deberían haber incluido, además de los partidos políticos con representación parlamentaria, a otros actores sociales y religiosos cuya participación, por sus antecedentes, ayudaría a mejorar la calidad del diálogo y la legitimidad de los acuerdos. Era un imperativo que estén invitados también por parte de la sociedad civil, un representante de los centros de estudiantes universitarios y un representante de los centros de estudiantes de la educación media; al mismo tiempo, un representante de las Iglesias Evangélicas del Paraguay. Por lo menos.
• Líderes claves: finalmente, no menos importante, el diálogo podría destrabar la causa/raíz del tema esencial ‘‘en cuestión’’, solamente si en la mesa de conversaciones están presentes los principales interesados en el ‘‘método de reelección presidencial’’ que está en discusión: el señor presidente de la República, Horacio Cartes, y el ex presidente de la República, actual senador, Fernando Lugo. Además de la eminencia parda: Blas Llano.
LAS FÓRMULAS DE SOLUCIÓN
El primer intento de diálogo político presidencial fracasó. Pero el diálogo social se amplió. El escenario ya se trasladó a la calle, a las redes sociales y a la sociedad civil, donde las opiniones contrapuestas, memes y conflictos están con una dinámica que la clase política ya no puede administrar.
Para evitar la violencia algunas fórmulas que podrían ahorrar costos son las siguientes.
1. Lugo desiste públicamente de su intención de ser reelecto. Abandonar el poder, incluso cuando le era legítimo resistir, por respeto a la sangre, es una postura que lo caracteriza: asumió esta actitud cuando el juicio político que de golpe le hicieron en el 2012. Ahora hay de nuevo sangre, muerte, heridas y torturas. Debe asumir esta actitud de inmediato, antes de que sea tarde. La vida debe ser un valor supremo, para un obispo de la fe cristiana.
2. Los diputados cambian de opinión y no reciben el documento espurio de senadores que pretende formalizar la enmienda. La presión ciudadana, sus respectivas conciencias, sus parientes y amigos, la sangre derramada… hacen que cambien de postura, tal como ya ha sucedido en algunos casos individuales. La presión de la calle y de las redes es fundamental, con foco sobre los diputados.
3. Los senadores cambian de opinión: al estilo Blanca Lila Mignarro, y se suman por lo menos Yoyito Franco, Carlos Filizzola y otros arrepentidos, para tener mayoría suficiente de modo a realizar la sesión genuina, que rechace el proyecto de enmienda que se hizo pasar en la reunión semiclandestina operada en la oficina del Frente Guasu. Los escraches y presiones sobre los senadores deben arreciar.
4. El Grupo Cartes cambia de opinión: por las mismas razones, respeta la sangre y retira su proyecto de enmienda, devolviendo el poder al Partido Colorado. O los colorados se rebelan y abandonan al Grupo Cartes y exigen la restitución del poder real a su partido.
5. La esperanza vence al miedo: y la calle gana a las fuerzas del (des) orden oficialista, con la cooperación de la comunidad internacional, el poder de persuasión de las redes sociales y de los medios de prensa. La rebeldía constitucionalmente instituida ante la autoridad que viola el imperio de la ley es un escenario posible. Habrá costos.
Las recetas 1 al 4 son las más recomendables, de lo contrario el contrato social que mediaba entre intereses y fuerzas contrapuestas estará totalmente destruido. Solo la violencia es la que comienza a operar en estos casos, como se está observando. Cuando una de las partes viola las normas preestablecidas por medio de la Constitución Nacional, emerge la rebeldía como única salida. Y esta salida es la menos deseada.
No debemos olvidar la ley de la entropía: ‘‘el caos es gratis, el orden es oneroso’’ y exige una buena dosis de energía. Dios bendiga al Paraguay.




 

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