Después de dos años de ensayo y error, el Gobierno argentino está comenzando a probar nuevas herramientas dirigidas a darle mayor dinamismo a su economía. Convencido de que el “costo argentino” hace inviable cualquier inversión extranjera de volumen, ha empezado a arbitrar medidas que están soltando sectores completos de la producción, la industria y la prestación de servicios a fin de adecuarlos a los factores competitivos vigentes.