Es muy difícil mantener un diálogo con alguien que solo lo entiende como un canal de una sola vía, la de ida, nunca la de vuelta. El ministro de Hacienda está presionando a la Cámara de Diputados para que, sin más vueltas, apruebe su pretendido proyecto de reforma tributaria. Pero no acusa recibo de la contrapartida que la sociedad en su conjunto le exige al Gobierno: racionalizar el gasto público.