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Golpe de timón

 
 
 

Amilcar Ferreira A.
Analista Económico

Sólo con el equilibrio de los indicadores macroeconómicos ya no alcanza, debemos implementar una política económica desarrollista. La economía presenta un panorama sombrío para este año, según dos consultoras del medio que presentaron sus proyecciones esta semana, la variación del PIB de este año sería negativa de entre -1,5 y -2,5%. 

Ante este escenario, es necesario dar un golpe de timón a la política económica actual, y que el sector público implemente medidas para revertir una posible recesión y estimular de nuevo el crecimiento. En este momento de crisis, el gobierno debería convocar a los sectores empresariales y plantear, sobre la base de un gran acuerdo, el lanzamiento inmediato de un plan anticrisis. 

Considero que este plan debería basarse en dos ejes: gasto en infraestructura y disponibilización de créditos a largo plazo para el sector privado. El gobierno debería, por un lado, darle un importante impulso a las obras públicas, como por ejemplo la construcción de escuelas, empedrado de caminos vecinales y rutas, pudiendo usar para ello parte de los ahorros que mantiene el Ministerio de Hacienda en el BCP por una cifra de alrededor de US$ 1.450 millones, resultado acumulado del superavit fiscal de años anteriores. 

Por otro lado, podría disponibilizar un paquete importante de créditos a largo plazo a través de la AFD a tasas ventajosas para financiar proyectos del sector privado, para ello debería realizar una primera emisión importante de bonos soberanos en el mercado financiero internacional. Paraguay, por sus indicadores macroeconómicos en orden, y su bajo endeudamiento tiene todas las condiciones para salir a captar recursos, en un entorno en este momento favorable por las bajas tasas y la preferencia de los inversores por los países emergentes, y con ellos capitalizar la AFD, por una cifra de, digamos, entre US$ 500 a 1.000 millones. 

Es una enorme contradicción que en un país con grandes necesidades de financiamiento a largo plazo, el IPS mantenga alrededor de US$ 500 millones depositados en los bancos locales a plazos promedios que no superan los 36 meses. Con plazos cortos no son viables los proyectos de inversión. Se deberían desarrollar los mecanismos para que dichos fondos previsionales, por naturaleza a largo plazo, sean depositados a largo plazo y con el mayor rendimiento que ello implica, y así permititir a los bancos ofrecer una mayor cantidad de préstamos a largo plazo. 

Otra opción es diversificar la inversión de nuestras reservas monetarias internacionales, de alrededor de US$ 5.000 millones, que el año pasado rindieron solo 0,47%, hacia bancos internacionales de primera línea o multilaterales que faciliten financiamiento a la AFD a largo plazo y en condiciones ventajosas en cuanto a tasa. Esto sería hacer un uso inteligente de nuestro propio dinero para nuestro desarrollo.

Con los fondos captados, canalizados a través de la AFD, se debería hacer un acuerdo con el sector agrícola para la implementación masiva de sistemas de riego en los cultivos, para disminuir la volatilidad del sector debida a la dependencia del clima. Con financiamiento a largo plazo, este tipo de proyectos se viabiliza. Un acuerdo que permita el funcionamiento de los sistemas de riego con tarifas eléctricas ventajosas en horarios de bajo consumo nacional, por ejemplo a la noche, es totalmente factible, sólo falta que el gobierno impulse ideas más innovadoras para el desarrollo. 

Por otro lado, se debería encarar una alianza con el sector ganadero para la implementación de un plan masivo de reforestación, que promueva el sistema silvopastoril, esto es, reforestación sobre campos con pastura. Este sistema no impide que la actividad ganadera continue, puede multiplicar varias veces la rentabilidad de los campos, y potenciar enormemente, a mediano plazo, la industria forestal. Igualmente con financiamiento a 15 años, este tipo de proyectos se vuelve viable y puede generar una importante cantidad de empleos. 

Asimismo, brindar un decidido apoyo a los proyectos industriales, con énfasis en aquellos que contribuyan al procesamiento de nuestras materias primas, la generación de exportaciones y la creación de empleos. También se debería brindar lineas de crédito especiales a las PYMES y a las cooperativas de producción, para inversión en activos fijos, por la importante capacidad de generación de empleos de estas. Estos productos ya existen pero requieren mayor fondeo. 

Finalmente, parte de estos fondos deberían ser canalizados para el financiamiento de estudios de posgrado en el exterior de profesionales paraguayos, que aumente el capital humano, esto es profesionales con alta formación para contribuir, desde diferentes ámbitos, a un mayor desarrollo sostenible del país a largo plazo. 

El total de créditos a largo plazo que actualmente dispone el país, a través de la AFD es de US$ 207 millones, el 2,3% de los activos del sistema financiero. Esto para una economía con un PIB de US 22.000 millones como la paraguaya es absolutamente insuficiente. Un plan ambicioso de inversión por parte del sector público y privado, es la mejor respuesta que podemos dar a la crisis, pero debemos actuar en forma inteligente y rápido, el país no puede esperar. 



 

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