No existe ninguna duda de que la esperanza de toda sociedad está depositada en la juventud, en la cual se debe invertir para ver sus frutos. Este concepto tiene un alcance muy importante, puesto que constituye una responsabilidad para los mayores, que debemos dar el ejemplo, y se supone que somos los contralores y los encargados de crear las infraestructura adecuada para el desarrollo de las nuevas generaciones. Los jóvenes insisten permanentemente en los ideales de la libertad, pero es necesaria una madurez importante y experiencia de vida, para que esa libertad no se convierta en libertinaje, que es extremadamente nocivo no solo para los jóvenes sino para la sociedad. En días pasados se realizó la apertura de temporada en la Ciudad de San Bernardino, y por supuesto la habilitación de las distintas discotecas, pero lejos de constituirse en un lugar de “esparcimiento y distracción de la juventud”, se pudo ver en horas de la madrugada escenas muy cercanas a las películas de Hollywood, en donde jóvenes totalmente alcoholizados protagonizaban todo tipo de comportamientos, que constituían un grave riesgo para todos. Como siempre y lastimosamente, va a tener que ocurrir algo grave, para tomar las medidas del caso.