Si el gobierno que surja el 22 de abril no encara una reforma a fondo de la Administración Pública, el Estado paraguayo se volverá aún más inviable de lo que ya es hoy día. Un Estado pobre que gasta como rico no tiene futuro ni siquiera a corto plazo. Si esto no lo ve el futuro inquilino del Palacio de López y hace algo al respecto, seguiremos acumulando un déficit que terminará por hundir la gestión de gobierno de la próxima y las siguientes administraciones.