La sobreexigencia de estos tiempos, nos pone también al borde de las frustraciones, y no saber superar las mismas nos lleva a un estado anímico en el cual nos sentimos constantemente “perdedores”.
Columnas
Aprender a gestionar las frustraciones
Nos ponemos demasiadas exigencias que luego cuando estas no van saliendo chocamos contra el mudo de las frustraciones, “nada me sale” “no funcionó para esto” renuncio.