La democracia en el Perú está en peligro. La violencia, la intolerancia y la falta de diálogo nos están haciendo daño, y puede que sea irreversible. El desorden y la crisis actual en las sociedades democráticas son producto de la pérdida de valores. Por eso, desde el sector educación, debemos asumir el rol de formar jóvenes con pensamiento crítico, pero también con valores, para que sean ciudadanos que superen las adversidades y que aporten al desarrollo del país.
El Latinobarómetro 2023 indica que el nivel de confianza en la democracia en el Perú es uno de los más bajos de la región. Según este ránking regional, estamos en el penúltimo nivel, junto con Haití. En medio de esta crisis sistémica, las poblaciones jóvenes –en los procesos electorales– vienen enfrentando una duda que puede ser fatal para el futuro del país: su votación se divide entre el ausentismo, la apatía y el antisistema.
En las últimas tres elecciones, el ausentismo juvenil es notorio. En el 2006, el 10,9% de los jóvenes entre 18 y 30 años no acudió a votar. Diez años después, esta cifra aumentó al 20,1%. Mientras que, en el 2020, en las elecciones extraordinarias al Congreso, llegó al 25,9%.