Un hecho notable, ChatGPT mostró a todos una faceta de la inteligencia artificial, a través de recursos de aprendizaje automático (machine learning) y aprendizaje profundo (deep learning), lo que este campo de las Matemáticas puede hacer en la práctica. Este hecho ya ha llegado al programa PAEX de la FDC donde, como ha sido el caso, hay euforia, susto y asombro con la oleada de IA que “llega a nuestras mesas de trabajo”.
Fascinación, susto, asombro… ¿sería el momento en que la IA reemplazaría a consultores, profesores, investigadores, locutores, analistas? ¿Están los procesos de formación de opinión por parte de la especie humana en vías de sufrir cambios significativos? Como prácticamente todos los seres que habitan este planeta, formo parte -de manera autónoma o involuntaria- de diversos grupos en servicios de mensajería, como Whatsapp y Discord. En total, incluso los de ocio, simpatizantes de equipos deportivos, etc. se cita el tema “ChatGPT”. Reflexiones, angustias, asombro, excitación y, sobre todo, sustos, acompañan los análisis y discusiones.
Este hecho nos lleva, inevitablemente, al tortuoso camino entre la proposición de una innovación de base tecnológica y su práctica, su oferta en un “mostrador de revistas comerciales”, donde un cliente la adquirirá y la llevará para su uso cotidiano. Siempre recalco a mis interlocutores que, para quienes han experimentado olas de aplicación tecnológica, los trastornos son, en su mayor parte, similares o proporcionales a hechos ya vividos.