nerarios cotidianos de los trabajos de cuidados que realizan principalmente las mujeres en el mundo. Para desplazarse entre una infraestructura y otra, las mujeres suelen realizar viajes encadenados que son parte de un recorrido con varias paradas y que combina distintos modos de transporte. A estos desplazamientos se las ha denominado en los últimos años como “movilidad del cuidado”. Los sistemas de transporte que no están diseñados para atender la movilidad del cuidado pueden generar distintas barreras para las mujeres, tales como mayores tiempos de desplazamiento, exposición a situaciones de inseguridad o, incluso, mayores cargas de estrés. Por ello, invertir en la movilidad del cuidado tiene el potencial de mejorar el empleo y la calidad de vida de las mujeres, así como impulsar el crecimiento económico, la productividad y reducir las desigualdades. Acá contamos algunas ideas clave para entender el cuidado en movimiento.
Columnas
El transporte, un actor clave de la infraestructura del cuidado
¿Qué tienen en común un supermercado, un jardín infantil, una farmacia y un centro de larga estancia para personas mayores?