Las autoridades y los líderes empresariales reunidos estos días en el Foro Económico Mundial de Davos enfrentan un nudo gordiano de problemas.
Ya sea la desaceleración económica mundial, ya sea el cambio climático, o la crisis del costo de vida y los elevados niveles de deuda: no hay forma fácil de cortarlo. A eso hay que añadir las tensiones geopolíticas que todavía han complicado más la respuesta a problemas fundamentales a escala mundial.
Lo cierto es que, aunque necesitamos ampliar la cooperación internacional en varios frentes, tenemos delante el fantasma de una nueva guerra fría, que podría fragmentar el mundo en bloques económicos rivales. Sería un error de política colectivo que nos dejaría a todos más empobrecidos y desprotegidos.