En 1996 se puso en marcha el Sistema Nacional de Salud. La ley que lo crea es una pieza llena de hermosas definiciones, una de las cuales dice: El Sistema tiene como finalidad primordial prestar servicios a todas las personas de manera equitativa, oportuna y eficiente, sin discriminación de ninguna clase, mediante acciones de promoción, recuperación y rehabilitación integral del enfermo. Otro principio instalado por dicha ley dice: Implementar estrategias y programas de atención primaria de la salud, como base fundamental de extensión de cobertura a toda la población urbana y rural. En cuanto a aquello de “establecer conexiones intersectoriales e intrasectoriales concertadas”, aparte de ser una bonita frase, resulta muy difícil comprobar su funcionamiento. La pandemia ha puesto a dura prueba estos –y centenares de otros- enunciados de la ley 1032 que tiene ya un cuarto de siglo de vigencia.
Editorial
Hay que pensar un nuevo Sistema de Salud
La pandemia COVID aún no pasó y ya se habla de otra en el futuro. No hay tiempo que perder. Hay que reformar el Sistema de Salud.