El Gobierno está jugando con fuego al no abordar en serio la erradicación del contrabando que está erosionando, y en algunos casos liquidando, una serie de industrias del ramo de la alimentación. Una de las víctimas alcanzadas de lleno por este flagelo es la cadena de valor avícola, tanto en la producción de carne como de huevos. A mediados de este año, el gremio denunció que el ritmo de entrada del contrabando había alcanzado las 2.000 toneladas mensuales, cifra que anualizada da unas 24.000 toneladas de producto ilegal saturando la plaza. El hecho de que el 80% del pollo contrabandeado provenga de Argentina se explica por la frenética devaluación del peso y porque además los productores, agobiados por cargas impositivas y laborales insoportables, prefieren liquidar sus stocks pasándolos de contrabando a territorio paraguayo para hacer caja y compensar la voracidad fiscal en su país.
Editorial
¿Le importa al Gobierno cuidar lo nacional?
¿En qué país una industria puede soportar que el contrabando le robe el 80% del mercado ante la inacción cómplice del Gobierno?