El Estado paraguayo va pareciéndose cada día más a un almacén de chatarra a cielo abierto. Era lastimosa la escena, días atrás, del presidente Mario Abdo Benítez de pie frente a un gigantesco engranaje oxidado de la planta alcoholera de Troche. En permanente estado de “modernización”, la fábrica necesita una vez más una inyección de dinero público para funcionar y producir. Con sus 490 empleados y 13 millones de litros de alcohol al año, la relación es de 26.000 litros por funcionario cuando cualquiera de las alcoholeras privadas opera a razón de 7 a 10 veces más por empleado y por año. Petropar-Alcohol es el paradigma del clavo estatal, rebosante de supernumerarios y paraíso de los negocios para los caudillos políticos de su zona de influencia que se reparten los cupos de caña de azúcar en cada zafra con los perjudicados de siempre: los cañicultores.
Editorial
Los lastres que hunden al Estado
ANDE, ACEPAR, INC… lastres que hunden al Estado y sirven de trampolín para compras públicas y licitaciones manejadas por la baja política.