Haciendo a un lado el “mo’o pio che aikua’ata” del Presidente de la República y el “me resbala” de su ministro de Salud, empieza a surgir un problema de base mucho más serio que estas demostraciones verbales de mala educación y berrinche infantil. Un infectólogo argentino considera que en la medida que la vacunación de la población se demore, se da tiempo a que las mutaciones del virus se diseminen más rápido y hagan más difícil el control de la enfermedad. Y dio un ejemplo de lo contrario.
Editorial
Mientras al ministro “le resbala”…
Con un Presidente que no sabe y un ministro de Salud al que le resbala, qué podemos esperar. Sólo vacío y mortal inacción.