La dirigencia sensata del vecino país -la hay aunque no lo parezca- sabe que esta gabela es ilegal, inconsulta e inaplicable en el caso de los canales logísticos internacionales. Desgraciadamente, esa élite no pincha ni corta en el actual gobierno argentino que, fragmentado por lo menos en tres pedazos, está preso de un núcleo de extremistas de la izquierda caviar a la que sólo le importa hincarle el diente a cuanta fuente potencial de recaudación exista. Tarifar la navegación fluvial es una de esas fuentes y la tropa que maneja la Hidrovía ni se fija en detalles tales como compromisos internacionales, respeto a los acuerdos multilaterales y “zarandajas” por el estilo.
Editorial
Peaje en la Hidrovía: Hora de la rebelión
Va quedando claro que Argentina no piensa cambiar de actitud respecto al peaje instaurado en la Hidrovía contraviniendo todos los acuerdos, tratados y convenios internacionales que regulan la navegación por ríos de soberanía compartida.