A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, Catalina la Grande de Rusia generó una inmigración de alemanes renanos y bávaros de fe menonita al territorio ucraniano, quienes desarrollaron colonias agrícolas altamente productivas. Esta tendencia siguió durante 150 años hasta que la revolución bolchevique de 1918 produjo la diáspora. En 1941, Hitler quiso apropiarse de Ucrania y su salida al mar Negro por Sebastopol, intento que los rusos frenaron en seco. Ahora es el turno de otro autócrata, Vladimir Putin, quien ya ha empezado la lenta fagocitación territorial ocupando el Donbás y avanzando sobre el resto del país. Pero dos años de guerra sanguinaria no han sido suficientes para doblegar la voluntad de los ucranianos que resisten en sus últimos reductos generando el consiguiente desgaste del gobierno de Putin, que amenaza usar su arsenal atómico para zanjar el resto del conflicto.
Editorial
Ucrania, un apetecible botín histórico
Ucrania ha sido un botín geográfico muy apetecido.